Cuando las Fuerzas de la Luz del Consejo anidaron cuidadosamente al Homo
sapiens en el calor de los campos nutricios de Gaia, fuerzas polares se
introdujeron en la órbita tic la Tierra para 'robar la cuna' de vuestra
incubación en lo que creían ser su terreno... y sólo suyo.
Tenemos que retroceder en la historia e intentar describí r brevemente los
acontecimientos celestes que estaban esculpiendo las formas de la realidad
terrestre en el momento del nacimiento de vuestra raza.
el planeta
excéntrico, Nebiru, pasó a toda velocidad por vuestro sistema solar hace
unos 450.000 años, a continuación de su expulsión de Sirio B -la Deidad
Solar ascendente de nuestro triple sistema solar. La mecánica celeste creó
un dinamismo por el cual Nebiru seguiría entrando una y otra vez en el
cuerpo de vuestro sistema a intervalos aproximadamente de unos 3.600
años y luego regresaría a los campos exteriores de Sirio, de donde rebotaría
de nuevo... en un circuito sin fin entre los dos sistemas estelares.
Los annunaki (regentes de Nebiru), entraron en contacto con la Tierra por
primera vez en ese momento y, como muchos otros que han descubierto
nuevos mundos, celebraron una nueva tierra -una tierra que creyeron les
conduciría a su salvación. Tenéis que entender esto acerca de los annunaki
y su posterior intervención en el Proyecto Siembra Estelar: ellos, residentes
de un planeta perdido (en cierto sentido) en el espacio, vieron la Tierra,
entorno biológicamente atractivo, como una posible solución a su inevitable
extinción.
Su manera de enfocar la conquista de la Tierra, no era muy diferente de la
de los planes habituales de vuestro Gobierno Secreto para invadir otros
reinos en el espacio, pues vuestros actuales regentes (descendientes de los
annunaki) no son menos arrogantes que sus grandes antepasados en su
creencia de que los otros mundos están ahí para la caza y captura.
Ciertamente, es la historia que se repite.
Al igual que vuestras misiones de exploración espacial habituales, los
primeros equipos annunakis que aterrizaron estaban interesados al comienzo en la minería de la Tierra, por su abundancia de minerales
productores de energía y minas de hierro y cobre (recursos que serían
fundamentales para su supervivencia en el espacio oscuro entre Sirio y Ra).
Sólo posteriormente, cuando comprendieron que su planeta natal, Nebiru,
estaba condenado a extinguirse, desarrollaron un plan para evacuar a sus
líderes y a la élite familiar y lentamente reconstruir su civilización en el
suelo de Gaia.
Cuando Nebiru se acercó lo suficiente para realizar un sondeo a gran escala
del planeta, los annunaki montaron en sus 'grandes naves' y se acercaron
para mirar más de cerca, sorprendiéndose de encontrar un planeta remoto
y subdesarrollado, lleno de especies vegetales y animales, pero sin signos
visibles de una civilización inteligente. Esto, para seres de un sistema
estelar mucho más antiguo, como Sirio, fue un descubrimiento
revolucionario. Sabiendo que el universo rebosa vida inteligente, para ellos
era novedoso que un planeta con tantos y tan ricos recursos aún no
estuviera cultivado por una especie inteligente superior a los animales que
encontraron durante sus primeras misiones exploratorias.
Dejaron el planeta Tierra a su proceso evolutivo natural con la esperanza de
ver grandes saltos en su progreso cada vez que volvieran a vuestro sistema
solar, porque sabían que algún día necesitarían formas de vida inteligentes
que produjeran energía para ellos. Para los annunaki, la Tierra era ahora su
parcela privada, y tenían intención de explotar su propiedad, supervisando
su progreso de vez en cuando, proceso que era facilitado por su nuevo
recorrido por el universo tridimensional.
Con cada entrada cíclica en el cuerpo de Ra, los nebiruanos descubrieron
más cosas sobre los planetas que acompañaban a la Tierra en su órbita
alrededor del Sol. Como en el caso de Marte, investigaron y colonizaron otros cuerpos celestes del sistema solar, pero vosotros erais siempre la diana y el
punto de enfoque de su interés, porque la Tierra era el planeta más apetecible.
Observaron el cambiante rostro de Gaia, y estudiaron la flora y la fauna de sus
vastas tierras vírgenes. Como científicos curiosos, intervinieron ocasionalmente
en el proceso de la Tierra con tecnologías que pertenecían a vuestro futuro,
alterando el progreso general de las formas de vida que abundaban en esa
etapa para que encajaran con sus necesidades futuras. En un momento muy
posterior, en uno de sus numerosos retornos a los lejanos confines de nuestro
cuerpo estelar, oyeron hablar del Gran Experimento que se estaba planeando
para Gaia y se indignaron. Creyeron que estábamos inmiscuyéndonos en sus
dominios, porque observaban y esperaban que la Tierra alcanzara el punto en
el que ellos podían cosechar sus recursos, y tenían sus propias ideas respecto a
cómo intervenir genéticamente en vuestro planeta. Planeaban mezclar su
propia semilla con la del primate Homo erectus para crear una fuerza bruta
inteligente capaz de trabajar las minas de la Tierra para ellos. Sus primeros
experimentos habían sido prometedores. Cuando sus centinelas tuvieron noticia
de que el nuevo Homo sapiens, la súper-raza de seres de luz, había sido sembrado
con éxito, decidieron que el único modo que tenían de mantener el
control de su propiedad era sabotear la nueva raza humana, para retirar
nuestra atención del planeta Tierra para siempre.
Es posible que os sorprenda oír que las primeras abducciones por parte de
extraterrestres ocurrieron hace cien mil años, cuando los equipos de los
annunaki descendieron sobre la
Tierra y retocaron vuestro ADN, desactivando diez de las doce hebras que
formaban parte de vuestra constitución original: vuestro código de luz. Se os
despojó de vuestro inmenso potencial, se os dejó en los puros huesos
requeridos para vuestra supervivencia como raza y para ser los futuros subditos
del gobierno de los annunaki. Sus intenciones para vuestro planeta
simplemente no permitían que una súper-raza de seres multidimensionales
alterara sus planes de una definitiva conquista del planeta.
Obviamente, ellos sabían que quienes os habían dado a luz estaban, en cierto
sentido, prestando atención a vuestra incubación en el cálido nido de la luz de
Gaia. En aquellos pacíficos días de vuestro emerger como Homo sapiens, los
Seres de Luz del universo estaban enfocados en vosotros, celebrando vuestro
futuro como nuevos cuidadores del sistema solar donde residís, porque vuestro destino era alcanzar la grandeza tanto dentro de vuestro reino como más allá
de sus límites.
Ellos, los annunaki, sabían que responderíamos a su acto invasor -el sabotaje
del Gran Experimento-, pero estaban en posición de actuar rápidamente.
Cuando los bio-mani-puladores genéticos completaron su misión, sus ingenieros
lanzaron una rejilla alrededor del planeta, un inmenso campo de fuerza que
creó unas ondas tan disonantes que, de hecho, descubrimos que éramos
incapaces de conseguir sintonizar con vosotros. Aunque con el tiempo hemos
podido ajustar nuestra frecuencia para atravesar su campo debilitado y llegar a
un creciente número de vosotros, la trama sigue rodeando vuestro mundo y
aún continúa perjudicándoos. Ha causado una gran alteración de la Tierra, al
tiempo que os ha alterado a muchos niveles... particularmente allí, donde actúa
con los propios vórtices electromagnéticos de Gaia.
¿Verdaderamente podéis concebirlo: un Universo multi-dimensional de
fuerzas oscuras y fuerzas luminosas, en el que seres galácticos de toda
forma y vibración han establecido, en realidad, el curso del destino
humano?
Os estamos diciendo que la historia de vuestro propio nacimiento es, de
manera significativa, un reflejo de numerosas civilizaciones
'extraterrestres'. De éstas hay muchos matices de realidad y muchos
matices de ser. Por todas partes hay opuestos polares (disminuyendo a
medida que se asciende la espiral de retorno a la Divinidad); almas en
transición -almas en transformación-; el nacimiento de naciones
extraterrestres; la muerte de otras.
Estáis alcanzando el punto en el que os hacéis conscientes de dónde venís y
eso, queridos amigos, constituye una clave importante para comprender
hacia dónde os encamináis, pues el viaje no va muy bien dirigido, ni refleja
vuestra comprensión de ese aspecto ubicuo y omnipresente de vuestra
limitación en 3D: el tiempo. Es cuestión de progreso: de la oscuridad a la
luz, de la materia a la luz, del cristal de cuarzo a la luz... todavía más luz,
hasta el extático retorno, cuando toda conciencia finalmente vuelve a
fundirse en la Fuente.
Esta es la verdad absoluta de la Creación, de toda existencia y de la
naturaleza misma de la vida en cada forma, en cada coyuntura del
Universo: El Todo Lo Que Es, Que Siempre Fue y Siempre Será.
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